FRAILE PREDICADOR
La vocación a la vida religiosa consagrada es el llamado de Jesucristo. “Venid en pos de mí, les dice Jesucristo, y yo os haré pescadores de hombres. Y ellos dejando todas las cosas al punto, las redes y a su padre, le siguieron” (Mt 4,18-22). Y asi lo dijo a Mateo: “Sígueme; y abandonando allí a sus compañeros, se levantó y le siguió” (Lc 5,28). He aquí a todos los demás apóstoles, a los cuales el Señor dice: “No sois vosotros los que me habéis elegido, sino yo el que os ha elegido a vosotros” (Jn 15,16). Luego, los métodos divinos no han cambiado. Hoy sucede como sucedió en otro tiempo: Jesucristo llama a aquellos que Él quiere.
Y Él los llama por intermedio de la Iglesia, única depositaria de su pensamiento y de su voluntad.
La vocación puede presentarse bajo las formas más diversas. Sucede a menudo que hay una especie de llamado interior tan directo y personal cuanto es posible. Él va, sin intermediario, del Corazón de Jesús al corazón de aquel que ha elegido.
¿Tu has sentido el llamado?